¿Qué hace un editor de libros?

Una aproximación a esta interrogante tan común

No somos los que diseñamos ni corregimos la ortografía de los libros, pero sí supervisamos esos procesos que están a cargo de los diseñadores y correctores. Definitivamente, tampoco escribimos los libros. De eso se encargan los autores o redactores contratados para esa función. Menos aún podríamos decir que somos quienes vendemos los libros. Esa es tarea de los libreros y asesores comerciales.

Según Roger Chartier1 (1999), el editor «se encarga de reunir el conjunto de las selecciones que deben hacerse para publicar un libro: elección del texto, elección del formato, elección en cierto sentido de un mercado a través de la publicidad y la difusión, lo que significa que el editor desempeña un papel central para unificar todos los procesos que hacen de un texto un libro».

En otras palabras, se encarga de transformar el manuscrito en libro, en un largo proceso de idas y vueltas en el que trabaja de la mano con otros profesionales como los autores, diseñadores, ilustradores, correctores, especialistas en marketing y ventas, etc. Para ello, intervendrá en varios procesos de su producción editorial y material, que incluyen las siguientes tareas:

  • Evaluar el manuscrito en cuanto a calidad literaria y potencial comercial.
  • Análisis del manuscrito y trabajo con el autor para solucionar problemas de fondo o forma. También aporta sugerencias para su mejora en función del público objetivo y de la intención comunicativa del autor.
  • Elaborar una premaqueta del libro para distribuir el contenido que irá por página y la ubicación de las ilustraciones o fotografías.
  • Decidir las características físicas (tamaño, tipo de papel, tipo de tapa y encuadernación, acabados, etc.) y gráficas (tipografías, márgenes, interlineado, color, etc.) del libro.
  • Supervisar la maquetación del libro, que está a cargo del diseñador.
  • Supervisar la corrección de estilo y la corrección ortotipográfica, ambas a cargo del corrector y en coordinación con el autor.
  • Conceptualizar el diseño de la portada en coordinación con el autor, el diseñador, el ilustrador y el área comercial.
  • Decidir el estilo de ilustración o fotografía que tendrá el libro (si es que lo requiere) y supervisar estos procesos.
  • Revisar los machotes, pruebas de color y otros materiales que envíe la imprenta durante la etapa de preprensa.

Dependiendo de la naturaleza del proyecto y la etapa en que se toma a cargo, algunas de estas tareas pueden variar. Por ejemplo, el editor también podría acompañar el proceso de escritura del autor para darle sugerencias sobre las versiones previas de la obra. Si el editor es, a la vez, director o coordinador editorial, tendrá que incluir otras funciones más ejecutivas como negociar derechos, revisar contratos, buscar nuevos proyectos, contactar nuevos autores, etc.

Por último, cabe precisar que la palabra «editor» también puede referirse a lo que en inglés se conoce como publisher, que es quien asume la inversión del proyecto, el dueño de la editorial. En otros países se diferencian incluso tipos de editores, pero en el nuestro la descripción que presentamos coincide con lo que la mayoría hacemos.

Si bien editar es un proceso largo y complejo, que requiere mucha minuciosidad y atención a los detalles, amamos lo que hacemos y, sin duda, una de las mayores alegrías que tenemos es cuando vemos el libro terminado tal como lo imaginamos al inicio del proyecto.

  1. Chartier, R. (1999). Cultura escrita, literatura e historia. (México: Fondo de Cultura Económica).

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